Naturealeza.

Lloraba mientras descubría las capas de la cebolla

ojos sensibles

Era la acidez contenida lo que se iba liberando
era haber conocido el dulzor que dentro de ella guardaba
lo que le hacia sentir que valía la pena intentarlo una vez mas

con paciencia de cocinero,
con mano de anciano
y con alma de jardinero
solo eso pedía
cada día

solo eso pedía la cebolla a Dios
ya no hacer llorar
y poder ser nuevamente ese dulzor

encontrar un cocinero enamorado
que no abandone lo conocido
y un día desprecie esto que había nacido

alquimia de la vida,
el poder de transformar propios nutrientes
en placeres que nacen,
todo de una misma fuente

Transformación del corazón de la cebolla
esta que hacia llorar y también lloraba

pero guardaba aun su propiedad vital
esperando por despertar
allí escondida bajo esa acidez que aparentaba ser.

Pero él lloraba pelándola, lloraba, se ve que necesariamente, se ve que naturalmente
a medida que iba quitando las capas superficiales
desde la cáscara hasta las mas internas
encontraba mas acidez,
cerraba los ojos llorosos y ácidos
y a su lengua olvidadiza llegaban las letras diciendo
“que no iba a pelar una cebolla nunca mas”
y detrás otra voz amiga de esa, que decía:
que “no valía la pena cocinar esa crudeza”

espacio blanco de la memoria
y un par de chispas sincronizadas rezaban

que esa acidez que lastimaba
volvería a ser en mantecada
hasta llegar al dulzor,

las dos caras de la moneda
que intentaban ser equilibrio hoy en su interior

cerraba los ojos
y peleaba desde su parlante
porque la histeria no lo pierda una vez mas, en una angustia oral
que puede parecer libre por no dejar nunca de ex-presarse
pero que no recuerda lo divino
eso que en llanto puede parecer distante
pero no pierde divinidad
si es solo un momento de humanidad,
de honestidad desde la humildad
que ya no peleaba mas
pues era tan difícil pelear con algo
que solo necesitaba cocinarse para acariciar el interior
y hacer llegar agradecimientos al Corazón
con tan solo una probada al resultado de esa cocción
hija del espacio tiempo
caricia de un gran corazón.

Movimiento de lo eterno,

dejose madurar su fruto una vez cultivado
dejo ser llanto a medida que lo interior se iba liberando
dejo ser sabor para conocer un área sutil en la que flotar
y que lo concreto y lo abstracto puedan hacerse visibles una vez mas

para que en el pecho viva aun la gloria
y lo divino de su forma de ser
creada como había sido
sabiéndose ya lo que la alquimia culinaria
podía sacar de su verdad

nacida de la Tierra
convertida otra vez en Sensación

sintiendo el ciclo
hasta ser rayo de sol

entre el dulzor y la acidez
la cebolla y su llanto expandiéndose
descubriendo todo lo que la vida
había dejado en él.